La eterna primavera
Published by Unknown under Diario on sábado, julio 11, 2009Para todos los que trabajamos en la empresa, el segundo momento más esperado de todo el año es el verano. De julio a septiembre tenemos las tardes de los viernes libres. Por supuesto no es un regalo ni mucho menos, ya que el resto de la semana tenemos que salir media hora después. Muchos aprovechan para comer en casa, pasar la tarde con la familia o ir a parrandear. Mucho otros, aprovechamos esa pequeña ilusión de tiempo para escapar de la ciudad. Contemplando el concierto de un cantautor al que admiraba (luego explicaré la razón del pretérito empleado), decidí venir a Cuernavaca. Ya sé que por muy aventurera que quiera ser, no soy de esas que en el primer chispazo de locura envuelve todo en un pañuelo y toma rumbo. No. Yo debo tener todo en orden; así que con semanas de anticipación hice mis reservaciones, tracé mapas para llegar a mis destinos fácilmente e investigué los sitios más interesantes por visitar. Resulta que tanta preparación valió para dos cosas, y lo único que no había previsto ni reservado, fue lo que mejor salió: el boleto del camión. El mapa del hostal en el que estoy era completamente absurdo, ya que parecían como cuatro o cinco cuadras del centro. Sin embargo, el lugar está un poco más lejos. Para llegar no hay mucho problema, pues es de bajada. Pero para ir al centro es de subida, así que imagino que será un poco más cansado. Ayer en la noche me arreglé, revisé mi mapa por vigésima vez y me fui a La Maga Café al concierto de aquel al que no nombraré. Así que en la ciudad de la eterna primavera ¿por qué no? empieza a llover. Al puro estilo mochilero, me fui en taxi. El lugar es maravilloso. Aunque en decoración es muy simple y el espacio es pequeño, tiene un "no sé qué que qué sé yo" que brilla con la luces ámbar que cuelgan de la terraza, el escenario que representa a la perfección al cantautor y un menú de gloria. Lamentablemente, fue imposible para La Maga encontrar un conjuro que evitara que la noche perdiera su encanto. Sólo diré que el evento al que asistía fue cancelo debido a que el público no era tan numeroso como la "estrella" esperaba. Salí indignadísima del lugar, prometiendo volver cuando se presentara un cantautor comprometido de verdad. Para cerrar la noche con broche de oro, la lluvia me venció y me resbalé a mitad del cruce de dos calles. Por suerte logré incorporarme justo a tiempo para que otro taxi pasara y me trajera a al hostal. Mi habitación es una delicia y tengo un compañero de cuarto maravilloso que mostraré en fotos. Por ahora tengo planeado tirarme en el césped y ver las nubes mientras me duermo un rato. Quizá después empiece a llover.
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